La prosperidad es un estado

La prosperidad es un estado que se alcanza mentalmente primero con un claro: Podría llegar a lograrlo.

- Podría llegar a cumplir ese sueño que tanto anhelo

- Podría llegar a facturar ese millón, con sinceridad podría alcanzar esa meta.

- Podría permitirme comprar esa casa que sería mi hogar.

- Podría recorrer el mundo el próximo año. 

- Estoy segura de que podría dejar una empresa que valga millones y tenga un sentido positivo para el mundo.

Todo inicia en ese espacio de ensueño, ese lugar donde nacen las ideas y las damos por buenas o no. Es preciso dar por buenas las ideas que grandeza que nos impulsan y nos hacen querer ser mejores y dar lo mejor. Esas ideas a pesar de que las notamos en la mente salen del corazón y les da sentido a nuestros días, a nuestros actos y a nuestras decisiones. Honrar nuestros deseos más positivos y benéficos para nosotros mismos y para los demás es la base de una vida feliz. 

Una vez se ha alcanzado la idea, se ha jugueteado con ella en la mente y se ha aceptado como posible, para darle realidad y espacio en nuestra vida y que no solo quede en el espacio de imaginación hay que calentarla con nuestra emoción. Hay que quererlo de verdad. Es preciso ilusionarse, como un niño en la noche de reyes. Nada menos, pues es en la intensidad de esa emoción que nuestra prosperidad ansiada va tomando cuerpo en nosotros y fuerza para llegar a ser en el mundo tangible. 

Sentirse allí, decirse a uno mismo: ¿Cómo me sentiría tras ganar mi primer, segundo o tercer millón? ¿Cómo me sentiría con esa imagen de mi misma soñada? ¿Cómo me sentiría en ese hogar? ¿Cómo me sentiría si mis relaciones fluyesen tanto como deseo? 

Se abundante a estas alturas, permítete sentir a lo largo y a lo ancho, sin miedo a decepcionarte al abrir los ojos y salir al mundo de nuevo donde todavía no ha cambiado nada. 

Considera, por favor, que el cambio real viene de dentro, que eres tú misma, tú mismo, el que va a producir que eso pase, pero para que pase va a ser preciso va a tener que emocionarte a lo grande porque vas a tener que cambiar toda una manera hacer para que suceda, van a haber retos en el camino, momentos oscuros que solo van a ser alumbrados por la luz de voluntad de cambio y transformación. Va a suceder tanto como tú estés comprometido con que suceda, ni más, ni menos. 

Ten muy claro que toda la energía que necesitas para hacer crecer la prosperidad en tu vida viene de tu emoción sostenida en el tiempo. Tu ilusión, tus ganas, tu voluntad. 

Por último, hay que poder llegar a dar con esa prosperidad en la vida cotidiana. Aquí va a depender lo que nos hayamos propuesto con las diferentes palancas que tengamos que accionar para que suceda. Obviamente, no es lo mismo proponerse ganar un millón en el siguiente año, que proponerse encontrar esa pareja que amarías tanto, comprar esa casa que será tu hogar, llegar a tener ese aspecto que tanto aprecias, crear una empresa relevante, montar una fundación o hacer un viaje por diferentes países a lo largo del año. Así que diseña un plan. monta una estrategia lo más detallada posible para conseguir esa meta, si no sabes como hacerlo empieza por descubrir eso y pide ayuda, contrata un coach, un mentor o un consultar que te ayude a trazar el plan y te sostenga para llevarlo a cabo sin dilación. 

La clave de este paso es que no te conformes con menos que con el éxito y que no pares hasta llegar hasta él. Que sigas con el plan, ajustando lo necesario, contra viento y marea. Pase lo que pase con determinación inquebrantable. 

Por último, aunque no forma parte de un paso en sí mismo sí que conforma la garantía de éxito el siguiente hecho: Que te ames. Si te amas lo suficiente el valor que vas a requerir para otorgarte tus sueños va a ser alto, si no te amas, si todavía no has llegado a un gran nivel de compromiso contigo mismo vas a tener que empezar por ahí. Puedes hacerlo a la vez, amar tus sueños y amarte a ti misma, porque al final y al cabo los sueños son un pedazo de tu corazón que quiere verse reflejado en el exterior, un pedazo de alma que quiere tomar forma de pareja, hogar, proyecto profesional, dinero o familia.